lunes, 10 de marzo de 2008

Raúl Tamudo: "Con mi novia hablo en catalán"


6/3/2008 RAÚL TAMUDO, DELANTERO DEL ESPANYOL LOS CANDIDATOS A CATALÀ DE L'ANY
Articulo de Nuria Navarro del Periódico de Catalunya.

Raúl Tamudo: "Con mi novia hablo en catalán"
Aprendió a jugar en las calles de Santa Coloma de Gramenet y ha acabado disputando 301 partidos de Liga y marcando la friolera de 123 goles.


--¡Es el hombre que le robó la Liga al Barça!
--Entiendo que la gente del Barça piense así, pero si no ganaron la Liga no fue porque Tamudo marcó un gol en el último minuto. Yo no me enteré hasta que llegué al vestuario.

--Y murió de gusto, claro.
--Solo sentí la satisfacción personal de haber hecho bien mi trabajo.

--¿Jugará el sábado contra el Real Madrid?
--No sé. Me gustaría poner mi granito de arena. Esta baja resulta demasiado larga...

--Si marcase un gol, tendría votos a porrillo.
--Sea el rival que sea, lo primero es mi club. Y si hay daños colaterales, yo no puedo hacer nada.

--Haga campaña, que son días propicios.
--¿Que pida el voto? Bueno, habrá gente que me verá como un ejemplo de superación, ¿no? La mía es la historia del chico de barrio que ha llegado a lo más alto. Porque, sinceramente, yo a los 15 años me conformaba con ganarme la vida jugando en Segunda B, ¿eh? Ni en mis mejores sueños pensé que con 30 años habría logrado ser el máximo goleador del Espanyol.

--¿Se siente catalán?
--¡Muy catalán! Catalunya es lo mejor de España. Nunca me iría a otro sitio a vivir. Mis padres vinieron de Extremadura en los años 70, una época dura. Mi padre era albañil y mi madre trabajaba en una fábrica. Mi hermano y yo tuvimos que espabilar. Con 12 años cogíamos el bus, aprendimos a cocinar alguna cosa...

--¿Y cómo eran aquellos domingos en el campo rojo?
--El campo rojo era un descampado de tierra en Montigalà, donde está ahora Ikea. Mi hermano y yo poníamos dos piedras de portería y jugábamos... Y luego seguíamos en casa, con bolas de papel de plata.

--Santa Coloma era otra cosa.
--Era un barrio con mala fama, pero nosotros nunca tuvimos un problema. El fútbol nos sirvió de protección. Vivíamos en la calle. Hacíamos porterías de las persianas, y de las señales de vado, canastas.

--Lástima que no habla usted catalán.
--Sí lo hablo. Con mi novia, Vanesa, que es de Canet, y con su padre, que casi no habla castellano. Pero en público es otra cosa... Si ya me pongo nervioso hablando en castellano... Aunque, no por no expresarme en catalán me siento menos catalán que algunos que lo hablan. Catalunya es un ejemplo de respeto al que viene de fuera. El respeto es la clave.

--Pero ser una estrella perica tiene su cruz...
--Es natural que la gente vea más catalán a Puyol que a cualquier jugador del Espanyol. Pero es cuestión de masa social, de economía.

--Su hinchada dice: "Es Dios y Alá en un mismo hombre".
--¡Una exageración! Empecé cuando el equipo estaba a punto de bajar a Segunda División y en el último minuto marqué un gol y salvó la categoría. Tenía 18 años y tuve que cambiar rápido el chip.

--¿El chip?
--Dejé de ir en metro, de meterme en aglomeraciones... La fama es muy peligrosa. Si no eres consciente de lo que hay, te puede comer.

--No será su caso. Ha llegado a pedir Cola Cao en las discotecas.
--Ja, ja. Nunca me ha chiflado el alcohol.

--Tampoco las fiestas con modelos.
--La verdad es que cuando ves lo que les ha costado a tus padres sacarte adelante, tienes un poquito más de humildad.

--¿En qué falla, hombre? Porque en algo no será ejemplar...
--Yo soy un tío muy llano, muy campechano. Un tío que acaba de entrenar y se va a casa para estar tranquilo con su novia y sus perros.

--No me extraña que quiera paz. Si no está, el Espanyol va cojo.
--La gente siempre se acuerda de los que no están... Con el tiempo he aprendido a estar tranquilo. Llevo 300 partidos y, cuando salto al terreno de juego, intento hacer lo que hacía cuando tenía 10 años.

--A saber
--Jugar a fútbol. Divertirme.

--Habrá vivido momentos amargos, también.
--Hubo gente que dudó de mi compromiso con el club, que dijo que era malo para el vestuario. Pero también ha habido momentos de gloria, como el día en que levanté la Copa del Rey en el Bernabéu contra el Zaragoza, en el 2006.

--¿Se sintió como ese gladiador que lleva tatuado en el hombro?
--El gladiador simboliza lo que mi familia y yo somos. Luchadores.

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